jueves, 12 de febrero de 2009

Gritos en el silencio

Aquel parecía un lugar seguro, llevaba ya tiempo usando aquel resquicio de pared a modo de escudo y aún así las voces llegaban hasta mí. Los temores, los tormentos, incluso la violación; ¿Por qué mamá? ¿Por qué papá quiere que me quite la ropa? Un día más de mi vida con esta sensación de soledad. Mamá, papá, ni siquiera mi muñeca me habla. Dice que doy asco, que soy mala, que debo aprender a portarme bien. Es de buena niña hacer caso a los papás. Al final siempre duele, me hace daño, acabo llorando y me vuelven a reñir. Siempre me pegan, entonces es cuando me refugio en mi rincón, empapando mi ropa con amargas lágrimas; sollozando, espero el día en el que los golpes sean sustituidos por abrazos y caricias; y en vez de gritos resuenen melodías. Hoy me han vuelto a pegar; solo le dije que quería ser médico. ¿Por qué no puedo ser médico? Prometo estar callada. Está vez me golpearon fuerte, estoy mareada, no puedo respirar, me cuesta hablar...cumpliré mi promesa. Os quiero papás.

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