viernes, 9 de enero de 2009

critica bien redactada e ingeniosa

A costa de ganarme la lapidación, he de reconocer una cosa: me cae mal Feliz Rodríguez de la Fuente, el amigo de los niños, "amigo Felix" para más señas, que cantaba el ayer niño y hoy tarado con la simpática Ana.
Ese ecologismo paternalista, ese "me gustan los animales siempre que me reconozcan como amo" es peor que ir prendiendo dehesas (es un decir). Esas imagenes con sus lobos amaestrados, con su cohorte de bichos domesticados, sólo muestran lo que entiende por naturaleza: un mundo que no debe ser salvaje sino venerar al hombre. La naturaleza, para Felix, no es más que algo que domesticar, que nos vale en cuanto nos obedece. Deben respetarse los animales y las plantas, siempre que hagan lo que yo les diga, es la consigna de este ecolo-esclavista, de este ecolo-fascista. Se avecinan. Felix se ha convertido en leyenda y a mi me lincharan por mancillar su nombre.

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